lunes, octubre 30, 2006

Se dio cuenta que eso de andar volando a lo pendejo no le dejaba nada provechoso, sólo alimento espiritual y sensaciones cursis de las que ya estaba harto. Eso de ser motivador profesional realmente apestaba.

Se percató de eso cuando probó por primera vez un Cheeto enchilado que le aventó un niño barrigón que hacía castillos de arena en una playa cercana.

“Cuánto tiempo he perdido volando a lo pendejo y enseñando a los otros a volar y a superar sus limitaciones”, pensó.

-Ahora voy a dedicar mi vida a sobrevolar campamentos de familias para robarles comida chatarra y ver una que otra nalga sabrosa asoleándose en la arena –exclamó en voz alta Juan Salvador Gaviota.

Era otro.

Guffo Caballero

12 comentarios:

Lu García dijo...

Me gustó, mucho.

Fer dijo...

oiga...ni como esperareso...re hizo alpersonaje....
saludos

E. dijo...

Excelente y sencillo lenguaje, me gustó.

From the brain of Alfrek dijo...

ja ja ja!, pa' variar el ingenio salió a flote

Guffo Caballero dijo...

Gracias a todos por comentar. e agradece infinitamente. Dejenme sigo leyendo a la raza. Saludos.

kireymx dijo...

La otra versión del Juan, está bueno.

manematico dijo...

ahora si maese guffo. ahora si le hecho galleta no como la vez pasada que parece que se aventô el cuento en una zurrada.

me gustô. me hizo sonreir.

cordialmente

Patricia 333 dijo...

Muy bueno , me gusto :)

Guffo Caballero dijo...

Jajajaja. Pues a veces, aunque uno no quiera, sale caca, mi buen Manemático, snif. Qué daría yo por ser perfecto, bujujuju.
Saludos a todos.
Buen jueves.

Paola R. dijo...

Me gustó...!

B West dijo...

muuy bueno. Felicitaciones.

Lidia Gaytán dijo...

Vaya, manera de darle sentido a la vida de Juan Salvador Gaviota jajaja
Lo que hace un Cheeto jaja
Me gustó el ingenio.