Las Alturas
Nos bastó con hacernos el amor en las escaleras de emergencia. Desde ahí, antes del éxtasis, pude ver los autos por la avenida marchando a su irremediable muerte. Tú me llenabas la espalda de sudor y gemías mientras le dabas fuerza a tus caderas, y por momentos me recordé tu alegría jugando al futbolito haciendo rehilete para meter un gol. ¡Eso no se vale! – gritaban siempre los cuates; y hoy, tú aquí, haciéndome rehilete el alma con ese sexo bien metido. La primera vez que alardeaste de tu fama yo ya tenía la tanga que me regalaste en los tobillos, no era necesaria la presentación y abrí la boca para comerte mejor, sabías a fresa, yo sabía que no iríamos muy lejos y te arranqué cien besos. Hoy temprano me prometí gozar la vida, me prometí ser el juguete de algún necio y luego llenarme de la libertad del vacío mientras caigo. Allá lejos seguía la vida, allá abajo, en el cielo, con el tráfico aletargado por un ama de casa vestida de azul, todo seguía detenido como ayer. Nos bastó hacernos el amor en las escaleras de emergencia, desde esta tremenda altura, semejándonos como una dama, y tú, el perfecto marido cabrón. Ahora solo espero a que se te bajen las ganas y te vayas, yo, un paso adelante al aire, libre, mujer, al fin.
Nos bastó con hacernos el amor en las escaleras de emergencia. Desde ahí, antes del éxtasis, pude ver los autos por la avenida marchando a su irremediable muerte. Tú me llenabas la espalda de sudor y gemías mientras le dabas fuerza a tus caderas, y por momentos me recordé tu alegría jugando al futbolito haciendo rehilete para meter un gol. ¡Eso no se vale! – gritaban siempre los cuates; y hoy, tú aquí, haciéndome rehilete el alma con ese sexo bien metido. La primera vez que alardeaste de tu fama yo ya tenía la tanga que me regalaste en los tobillos, no era necesaria la presentación y abrí la boca para comerte mejor, sabías a fresa, yo sabía que no iríamos muy lejos y te arranqué cien besos. Hoy temprano me prometí gozar la vida, me prometí ser el juguete de algún necio y luego llenarme de la libertad del vacío mientras caigo. Allá lejos seguía la vida, allá abajo, en el cielo, con el tráfico aletargado por un ama de casa vestida de azul, todo seguía detenido como ayer. Nos bastó hacernos el amor en las escaleras de emergencia, desde esta tremenda altura, semejándonos como una dama, y tú, el perfecto marido cabrón. Ahora solo espero a que se te bajen las ganas y te vayas, yo, un paso adelante al aire, libre, mujer, al fin.
Minerva
http://rojaminerva.blogspot.com
8 comentarios:
Muy bueno, me encantó la idea de hacer rehilete el alma
¿Muerte después de sexo?... Interesante
Frío pero sensual.
Apruebo este cuento.
Creo que tengo un problema con los escritos sin parrafos. Fuera de eso, muy bueno.
Cachondería a flor de piel.
Tiene una buena estructura aunque no me gustó tanto la resolución del final.
De cualquier modo es un cuento perversamente excitante que lo mantiene a uno en vilo y en imaginolo.
Espero su ardiente opinion en el texto "Yanumiro Matsumoto"
Me gusta.
Sólo que el final..
no sé, quizás por la forma en que está escrito, no termina de cerrarme.
Me llama la atención que la foto te llevara a este relato, eso si.
Es bueno, gustó.
Tiene elementos buenos. Te falla la ortografía. Si te interesa el lado erótico, te recomiendo que leas a Bataille, su "Erótica" es muy buena.
Gracias por los comentarios; voy de acuerdo en que a veces los espacios, saltos de línea y otros elementos visuales ayudan mucho a ciertos lectores para hacerles el escrito más accesible, quizá a algunos se nos hace la costumbre de un párrafo contínuo en la prosa, y si fuera un cuento más largo, ya vendría un salto de línea forzado; en cuanto a que me falla la ortografía (dice libita), ya revisé y no encuentro donde, pero siempre se escapan detalles que uno luego de tanto releer, ya no ve. Saluditos y gracias por leer.
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