lunes, noviembre 20, 2006

Dio un paso mas alcanzando la cúspide después del último peldaño de la escalerilla, desde allí podía observar la esplendida ciudad en que se convirtió finalmente el pequeño poblado que lo vio nacer dentro de una familia de tradición samurai, donde experimentó el olvido, la pobreza y el abandono de una sociedad que perdía poco a poco las tradiciones en aras de la modernidad y el buen vivir. Huyó adolescente como polizón, de un futuro poco prometedor, hasta tierras australianas. Su creativo manejo de los secretos de la naturaleza le dio la oportunidad de ayudar al combate contra la plaga de lagartos que asolaba a ese país, convirtiendo su talento en una fuente inagotable de recursos económicos.

La suave vientecillo proveniente del mar refrescaba su rostro, estaba rodeado de un silencio apenas trastocado por el leve murmullo del mar a un kilometro del edificio. Su obra máxima para el concurso Vanguardia Arquitectónica Nipona 2006.

Yanumiro fue abriendo brecha en el paladar mundial con su Oshie Ahei Takaea de un delicioso gusto gastronómico mientras devoraba conocimientos arquitectónicos de todo el mundo, al que fue extendiendo exitosamente sus restaurantes que apabullaron fácilmente con un natural y exótico sabor a lagarto a las grandes cadenas de comida rápida. Su proyecto fue elegido de entre cientos para ser construido en su pueblo natal para alojar el Museo Nacional del Samurai. Yanumiro se había convertido en ejemplo mundial de vanguardia en el diseño de edificios, hasta cierto punto caprichosos, que dejaban azorados a propios y extraños. Desde el extremo de la estructura metálica observaba embelesado su retoño de la construcción. A centímetros de él, el vacío.

Con la mirada clavada en el cielo Yanumiro, con una sonrisa enigmática yace inerte al pie de su edificio. Su mano derecha estruja una carta con una fotografía.

…por lo cual, Yanumiro Matsumoto san, el jurado en reunión de extra-emergencia ha decidido no otorgar el premio y proceder a la demolición.

La postal: Building of Nacional Bank Banobras, Mexico City.

Yanumiro Matsumoto

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustó el final, al parecer nunca tendremos un banco de verdad bonito jejeje.

Anónimo dijo...

Zantero:
El Arqui quería preservar la samuraíez y el edificio significaba ese logro, pus sería el museo samurai. Además se trataba de su obra cumbre.

Pero al verse derrotado tontamente en su objetivo se piró al mundo fantasmal tomando una decisión culeid.

No importando que se nutrió de la arquitectura de todo el mundo, por ahí se le escaparon unas construcciones cuchas al momento de hacer su proyecto pál concurso.

Y la verdá si le quedó gacho el building. Lo bueno es que lo van a demoler. En el cuento, no el de Tlatelolco.

Luis dijo...

Si tomamos en cuenta la nacionalidad del personaje, no es inverosimil el final.

Eso permea todo el relato.

Cazador de Tatuajes dijo...

Tu cuento no está mal, vamos, está decente. Pero habla muy mal de ti que estes por todo Metatextos como el perrito de Warnerbrothers clamando por atencion (¿Somos Amigos, Spike? ¿Verdad que somos amigos?)

Paola R. dijo...

Me gustó.
Saludos!

Unknown dijo...

quien sabe porque no le otorgarian el premio, pero de ahi a que tengan que dmoler el edificio, se me hace demasiado dramatico e inexplicable.

too much 4 me

3rn3st0 dijo...

Yanumiro, voy a ser claro, eso no se le hace a nadie, y menos a un samurai, como vas a demoler su edificio después de haber salvado a Australia de la plaga de lagartos, crear un platillo que superó a los McPorquería y de paso hacer que su pequeño pueblo estuviera en los mapas. NO es justo, de verdad que no.

Lo que si es cierto, es que tu relato es muy bueno, aunque coincido con Zantero en eso de que hay cambios abruptos que podrían interrumpir la línea de la narración.

Me gustó, pero la próxima vez, no jodas tanto al protagonista. :-D

Marco Portillo dijo...

podriamos considerar la decision jurado una ofensa personal al protagonista, un desaire a la obra cumbre de su vida

mE! dijo...

Creo que la demolición fue exagerada.

Sólo un comentario:
Al menos a mi, las oraciones demasiado extensas se me hacen difíciles de manejar, y los saltos en la narración pueden ser nada más que un problema de puntuación, y que no terminás de cerrar una idea y se te encima con la que sigue.
Personalmente sólo noté la extensión de las oraciones, pero quizás esos saltos tengan alguna relación con eso.

Beatrice dijo...

Los escritos me queda claro que son sacados de la fantasía y otros un tanto fumados (como el mío) pero creo que este si es algo increible porque:

1. Resulta que en ¿cuantos años? su humilde pueblo se convierte en gran ciudad. ¡¡Por favor podrian darle clases a los gobiernos de como crecer en pocos años!!

2. Es cierto que el protagonista no es adivino, pero el punto anterior no me checa con lo que escribes: "de un futuro poco prometedor".

3. No entiendo porqué la mezcla de comida con la arquitectura.

Fuera de eso me gustó, aunque casi me haces llorar por el final, además me dio rabia pensar que se demoliera el edificio solo porque a un grupo de pe..rsonas no les gustó =(

Roja dijo...

Me gustó mucho señor Yanumiro, me gusta la forma de describir ciertas cosas. Saluditos.