martes, diciembre 12, 2006

El significado de la navidad





“Ésta, será una noche que no olvidaran”, pensó Aquiles mientras la gente se aglomeraba en la plazoleta, rodeando el nacimiento tamaño natural que el ayuntamiento mandó hacer para la celebración de las fiestas decembrinas.



Era cerca de la media noche en la víspera de noche-buena. El pueblo estaba realmente contento, era la primera vez que celebrarían colectivamente la navidad. Después de la posada, que culminaba con la colocación del niño dios en el pesebre, seguiría una misa oficiada por el padre Carmelo, el presbítero más popular de la ciudad.



Familias reunidas entorno al nacimiento. Niños jugando a los encantados, sus risas de alegría inundaban el ambiente. Ancianos discutiendo que sin duda, esta navidad será la mejor de sus vidas, olvidando por un momento que sus tiempos fueron “mejores”. Parejas acarameladas; abrazándose, besándose, tomados de las manos, jurándose mutuo amor. Personas deseando “Feliz navidad y próspero año nuevo” a personas que nunca en su vida habían visto.



Aquiles observaba desde el campanario de la iglesia. Buenos deseos, reflexiones, alegría y todo aquello que los medios les decían que debían sentir, pensar y hacer. Todo envuelto en el marketing.



—Ignorantes— dijo en tono despectivo, — no saben porque están aquí. No saben que celebramos, son como borregos. Olvidan a Jesús, olvidan que su nacimiento es el inicio de su sufrimiento, que nosotros somos culpables de ello.



»Pero el gran culpable es el padre Carmelo; vendiendo la iglesia como una ramera, solapando iniquidades, salvando a perpetradores de la más pura inocencia. Dejándose guiar por el interés en lugar de la verdad. No puedo seguir permitiéndole que guíe al rebaño.



En el instante que terminó se monologo, el diácono Aquiles acabó de ensamblar el rifle de francotirador.





Boqueño inapasionado

11 comentarios:

Anónimo dijo...

esta bien, me gusto el personaje de diacono fascista asesino en masa. Es BASTANTE creible.

3rn3st0 dijo...

Hay muchos locos sueltos en éste mundo, pero un diácono fascista mezclado con alguien del Opus Dei es mucho más de lo que podría imaginar.

En todo caso, si existen quienes odian a los palestinos sólo por existir un personaje como Aquiles podría ser sacado de cualquier ciudad.

Anónimo dijo...

Inverosímil, no creo que un diacono haga eso, así tan fácil. Además de que la explicación es un poco endeble.

Cazador de Tatuajes dijo...

No me gustó. Adiviné el final desde el tercer parrafo

mE! dijo...

Ok, de todas las personas a las que he dicho que me gusta su forma de escribir, este es el que más me gusta.
El discurso, genial. Me parece un personaje muy abierto, le faltó mostrar la otra cara, digamos, la cara que dejó que el cura llegara a ese punto, porque convengamos que si no dejás claro que no es cómplice, es exagerado.
Creo que si lo hubieras mostrado más cansado de intentar evitar esto, sería más entendible, y creíble su reacción.
A mi me gustó, y si bien el final era predecible, no me parece que fuera lo más importante (sino que para mi lo es esa verborragia tan hermosa que te salió en su discurso.)Hay ocasiones en las que importa más el personaje que la misma historia, y creo que esta es una.
Me gustó, definitivamente.

Beam dijo...

Lo he dicho antes. Me gustan estos finales secos, brutales, como un golpe seco a la cabeza.

El buen Diácono Aquiles Lee Oswald.

Nívola frívola dijo...

Se me hace muy ambiguo, en el discurso hay una mezcla de amor y odio, un personaje no puede decir cosas dulces y amargas a la vez, al menos que sea bipolar, ¿lo era el diácono?. Mucho cuidado con los nombres propios, las máyusculas y las faltas de ortografía. Quemar y volver a empezar.

Vicky ZR dijo...

Hay libita, eres taaaaaaaaaaaaan linda, mira que venir a compartir con nosotros, pobres ignorantes, tus amplios conocimientos en literatura es de lo más nice ehé.

Nunca cambies, vales mil.

Anónimo dijo...

Libita: te me hace muy ambigua, en el discurso hay una mezcla de amor y odio, no puedes decir cosas dulces y amargas a la vez, al menos que seas bipolar, ¿lo era el diácono?. Mucho cuidado con los nombres propios, las máyusculas y las faltas de ortografía. Quemar y no empezar de nuevo.

Luis Cineralio dijo...

Tu forma de escribir es clara y sencilla. Buen trabajo.

Lu García dijo...

Creo que pones en tela de juicio el conflicto esencial de la navidad, esa lucha entre el catolisismo y lo pagano, entre amor y odio y todo lo que se desata. Es refrescante el personaje católico terrorista, ya estaba harta del musulmán terrorista, jajaja.